Como algunos de ustedes saben acá en el BID hemos estado refinando el Marco Conceptual y sus Indicadores, algunos de ustedes probablemente tuvieron acceso a la última versión de este documento. Este es un breve mensaje contándoles un poco de los últimos avances en nuestro trabajo de indicadores en TICs y educación.
Marco Conceptual e indicadores
El marco conceptual del BID es una herramienta para apoyar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de proyectos en Tecnologías de Información y Comunicación, que se han incorporado para mejorar la calidad de la educación. El Banco propone la aplicación de Marco Conceptual junto con una serie de indicadores como un ejercicio para facilitar una visión global a nivel de sistema (local, nacional, regional o global) y a nivel de proyectos.
El uso de indicadores se recomienda para medir el nivel de desarrollo y madurez de las TIC en los sistemas educativos. El BID prevé que los resultados proporcionarán datos sólidos y específicos y podrán convertirse en una herramienta útil para las políticas públicas y la toma de decisiones en el ámbito de las TIC en Educación.
Cuando se aplican los de indicadores a nivel de proyecto, el conjunto de indicadores puede apoyar y organizar el proceso de evaluación. Sin embargo en ningún caso deben considerarse como un modelo rígido y limitado, especialmente porque el proceso generalmente implica muchas otras variables. A nivel de países se espera que los datos obtenidos sean comparables y que esta recolección de datos proporcione información valiosa para los hacedores de políticas públicas, especialistas TIC y otras instituciones regionales e internacionales en el campo.
Con el objetivo de organizar los indicadores los siguientes tipos se han identificado:
Insumos y procesos de indicadores (de entrada)
Resultados e indicadores de impacto (de salida)
La propuesta metodológica propone que todos los indicadores de entrada deben ser siempre medidos o tomado en consideración. El razonamiento es el siguiente:
a) Un proyecto puede, en práctica, producir impactos no previstos en su diseño original, y seria valioso poder determinar y cuantificar los mismos;
b) La segunda razón tiene un aspecto de carácter sistémico o de política. Familiarizarse con todos los indicadores educativos de un país le dará a los responsables de la recolección de datos una visión más amplia del impacto global de cada situación específica del país.
La evaluación final de un proyecto puede tener en cuenta un amplio conjunto de herramientas, modelos e indicadores para informar sobre los resultados. Según los indicadores propuestos por el BID, se debe tener en cuenta cómo los resultados de un proyecto han dado paso a la posible modificación de los indicadores en términos de impacto (del sistema al que fueron introducidos).
Si quieren leer más del Marco Conceptual y los indicadores propuestos pueden visitar este blog próximamente donde estaremos compartiendo la última versión de estos documentos.
El proceso está en evolución constante y que se está llevando a cabo con la colaboración de varios socios: Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, UNESCO Bangkok, UNESCO Santiago, OSILAC, entre otros. Múltiples reuniones de consulta han tenido lugar hasta hoy. La última reunión tuvo lugar el pasado 15-16 de febrero de 2010 en Montreal, Canadá, donde las partes se reunieron para discutir a fondo las perspectivas futuras de una cooperación conjunta, con el objetivo de para abordar los retos del desarrollo de capacidades y también la opción de aplicar módulos de indicadores regionales.
Un primer conjunto de indicadores del Instituto de estadísticas de la UNESCO ha sido probado en 25 países que han estado colaborando en la mejora de los mismos con su experiencia con el proceso de recolección de datos. Algunas de las otras instituciones están trabajando actualmente con su propio conjunto de indicadores.
UNESCO los ha incluido en esta publicación como una lista propuesta de indicadores adicionales.
Consciente de los indicadores propuestos por UNESCO-UIS el BID propone que la mayor cantidad de indicadores BID (72) sean considerados para poder alcanzar la visión del desarrollo y estado de las TICS en Educación más completa posible.
Próximos pasos
En 2010 el BID se propone recopilar datos de indicadores en más de 6 países. El objetivo final es obtener una mirada completa, con información actualizada, sobre la incorporación de las TIC en la Educación. Esto permitirá crear uno o varios índices, que darán fe del progreso de la incorporación de las TIC en la Educación en América Latina y el Caribe. Nos aseguraremos de actualizarlos en los próximos pasos respecto a nuestro Marco Conceptual e Indicadores.
A tres semanas de New Millenium Learners. Conference 2010, que reunió a más de 100 expertos de 30 países en torno a las experiencia de inactivas 1 a 1 en el mundo tenemos dos cosas que contarles.
La primera es que ya están disponible en el sitio oficial del evento las presentaciones de los expositores y la segunda es que han sido muchos los entusiastas que han querido compartir esta valiosa experiencia con los que no estuvieron presentes, y al día de hoy podemos encontrar numerosas entradas de blog y notas que abordan los contenidos de este evento y divulgan las experiencias que ahí se compartieron.
Para el año 2015, es posible que 30 millones de estudiantes de América Latina cuenten con un dispositivo electrónico de uso personal, destinado a apoyar sus aprendizajes1. Esto representa un enorme desafío educativo.
Esta Nota de la División de Educación del Banco Interamericano propone una reflexión sobre este desafío.
La Conferencia Internacional sobre Modelos 1 a 1 en educación, organizada conjuntamente por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la OECD, y acogida por el Ministerio de Educación de Austria, ha sido una excelente ocasión para repasar el estado del arte en la implementación de este tipo de estrategias en el mundo.
La cobertura que hicimos del evento, en este blog (resúmenes de sesión 1, sesión 2 y sesión 3) y a través de Twitter, permite visualizar la enorme cantidad de experiencias presentadas, cada una con sus propias características y contextos. Sin duda, la oportunidad de tenerlas a todas reunidas en un sólo momento y espacio, ha sido de una ganancia enorme para sus responsables y para los organizadores.
Destacada participación tuvo la delegación de América Latina. Invitados por el BID expusieron Alicia Bañuelos (San Luis, Argentina), Fernando Brum (Plan Ceibal, Uruguay), Oscar Becerra (Una computadora por niño, Perú), Franklin Dias Coelho y María Helena Cauteiro (Piraí Digital, Brasil), Cecilia Alcalá (Paraguay Educa, Paraguay), Patricia Sierra (Pies Descalzos, Colombia), Alejandro Piscitelli (Argentina) y Miguel Nussbaum (Chile).
El principal consenso de la conferencia fue que las estartegias 1 a 1 no representaban una solución en sí misma a los desafíos de la educación. La inversión en tecnologías para los estudiantes y los docentes son necesarias e imprescindibles, pero requieren el desarrollo de iniciativas amplias, aproximaciones holísticas y complejas, si quieren tener impacto verdadero.
En la misma línea, fue un gran consenso la necesidad de que las iniciativas para el uso de tecnología en educación deben proponerse mejoras en la calidad de los resultados educativos. La apuesta por este tipo de inversiones es costosa, especialmente para los países en desarrollo, por lo que hay que hacer esfuerzos especiales para asegurar que ese esfuerzo se traduzca efectivamente en oportunidades para una educación de mejor calidad. El objetivo de equidad en el acceso es importante, pero insuficiente para sostener el esfuerzo en el largo plazo.
En consonancia con el Marco Conceptual desarrollado por el BID, las conclusiones permitieron representar el impacto esperado de los modelos 1 a 1 en educación en cuatro ámbitos: motivación y compromiso de los actores, nuevas prácticas educativas, resultados educativos en materias básicas, y nuevas habilidades y competencias.
Respecto de la motivación y compromiso de los actores, todas las experiencias revisadas en los tres días del seminario dan cuenta de que se trata de un resultado que en el corto plazo puede trabajarse y medirse exitosamente. En cada una de las presentaciones, vimos cómo estudiantes, docentes, familias y la comunidad veían en estas iniciativas motivos para el entusiasmo y el involucramiento. Las encuestas a cada uno de esos actores, entrevistas, tasas de asistencia, deserción y matrícula, consistentemente revelan que efectivamente se produce un impacto casi inmediato en este ámbito.
Menos evidente es el impacto que hasta ahora puede demostrarse en el cambio de prácticas educativas. Ni las experiencias más tradicionales, en que se implementaron los proyectos desde arriba y con estrategia de cascada, ni las más radicales, en que se entregaron los dispositivos a los estudiantes masiva y rápidamente, han documentado ni evaluado los cambios producidos, y en muchas ocasiones, ni siquiera han sido previstos ni preparados. El consenso en cuanto a que, para el impacto en los aprendizajes, es condición que la introducción de dispositivos cambie las prácticas de docentes, estudiantes, familias y escuelas, hace urgente prever y medir este aspecto con mucho mayor rigurosidad.
Varios países han medido o están midiendo el impacto de la introducción de modelos 1 a 1 en la adquisición de conocimientos curriculares básicos (matemáticas, lenguaje, ciencias), pero muchos aún no lo han previsto. Los impactos encontrados en general son positivos, pero moderados. También hubo consenso en la necesidad de profundizar en la aplicación de instrumentos que permitan medir, pero sobre todo, formas de ajustar mejor la oferta de los dispositivos de manera que efectivamente aporten nuevas aproximaciones didácticas y metodologías para la enseñanza de estas materias.
Finalmente, sobre el desarrollo en los estudiantes de habilidades de nivel superior, también llamadas "Competencias del siglo XXI", apoyadas en la introducción de este tipo de estrategias, hubo consenso en su necesidad y en la falta de conocimiento e instrumentos específicos que permitan su desarrollo y medición. Hay gran esperanza en el trabajo que ha iniciado un consorcio de Universidades al respecto (www.atc21s.org) y que debiera ofrecer resultados a partir de este año.
En síntesis, los países están invirtiendo en iniciativas 1 a 1 en educación a pesar de todas las limitaciones descritas. Más allá de la "falta de evidencia", el modelo es percibido como una muy atractiva oportunidad para remecer los sistemas educativos y abrir nuevas opciones de cambios profundos que mejoren la calidad de sus resultados.
Para ello, será necesario que el entusiasmo y compromiso inicial que despierta este modelo en los actores, se enfoque crecientemente en el cambio de las prácticas educativas, de manera de hacerlas pertinentes a las nuevas demandas de los estudiantes y de la sociedad. Una educación más personalizada, más centrada en las características y condiciones de los alumnos, parece condición necesaria para producir mejores resultados de aprendizaje.
El Banco Interamericano de Desarrollo, junto a OECD y el Banco Mundial, continuarán trabajando juntos para monitorear y acompañar el esfuerzo de los países, publicando las principales ponencias y presentaciones, y organizando en un plazo de dos años, una nueva conferencia internacional que dé seguimiento a lo conocido en esta ocasión.