La educación publica existe en todo el mundo desde la formación misma de los Estados y, particularmente en el último siglo, como reflejo del compromiso de los Estados por asegurar a todos sus ciudadanos el cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artÃculo 26 sostiene que "toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos".
No deja de ser impresionante lo que está pasando con el (des)acuerdo en educación en torno a la Ley General. A nadie parece importarle demasiado el mejoramiento de la calidad de la educación que reciben niñas y niños.
AsÃ, la derecha puede denunciar la incompetencia del gobierno y la falta de liderazgo y autoridad para sostener lo acordado; el gobierno puede relevar la falta de flexibilidad y sensibilidad de la derecha hacia la educación pública y sus conflictos internos; el colegio de profesores puede seguir escondiendo la responsabilidad de los docentes y la falta de visión educativa de la organización; los estudiantes pueden tener su aventura en la calle.
AsÃ, la derecha puede denunciar la incompetencia del gobierno y la falta de liderazgo y autoridad para sostener lo acordado; el gobierno puede relevar la falta de flexibilidad y sensibilidad de la derecha hacia la educación pública y sus conflictos internos; el colegio de profesores puede seguir escondiendo la responsabilidad de los docentes y la falta de visión educativa de la organización; los estudiantes pueden tener su aventura en la calle.
Por más que esté de moda hablar (mal) de nuestra educación, se ha hecho difÃcil escuchar ideas concretas acerca de lo que hay que hacer. Nos hemos acostumbrados a tirar piedras en el tejado de vidrio o sentarnos a contemplar el espectáculo de las trizaduras, sin actuar de verdad.
La educación es parte de nuestras vidas más allá de las salas de clases. Ocurre en todas partes, en todos los espacios y tiempos. Y, sobre todo, la educación debe ser -y no es ahora- el espacio en donde amasamos el Chile de mañana, el que queremos tener más allá del bicentenario.
El esfuerzo de CÃrculo Activo, junto a Radio Duna y Revista Qué Pasa, ha sido proponer esta conversación respecto de nuestras urgencias. La idea es abrir el campo de acción hacia los ámbitos más importantes de nuestros desafÃos educativos y empujar la construcción de un listado de tareas, las de todos los chilenos.
La agenda está disponible. Ahora, manos a la obra.
La educación es parte de nuestras vidas más allá de las salas de clases. Ocurre en todas partes, en todos los espacios y tiempos. Y, sobre todo, la educación debe ser -y no es ahora- el espacio en donde amasamos el Chile de mañana, el que queremos tener más allá del bicentenario.
La agenda está disponible. Ahora, manos a la obra.
Desde marzo de 2003, el Ministerio de Educación se ha dedicado a administrar los recursos y los conflictos, sin un proyecto de actualización o transformación, de conducción y visión respecto de la educación que Chile requiere. La sobrevalorada marcha de los pingüinos, la visible incomodidad de los profesores, el descontento creciente de la ciudadanÃa, también tienen su explicación en la falta de horizonte, de un relato claro respecto de lo que queremos hacer con nuestra educación y el papel que ella juega en nuestro modelo de desarrollo.